Cuando una obra de
arte nos impresiona como la más elevada encarnación de la habilidad, la
profundidad o el poder de expresión, la denominamos obra maestra. De esta
manera la reconocemos en un lugar preferente, más aun al mismo tiempo
entablamos nuestro propio juicio al observar, contemplar y apreciar las
cualidades de una obra maestra a través de diferentes términos relativos de
valor, sujetos a una profundización del tema para lograr entender el lugar que
ocupa.
Bajo este contexto, es
que la obra Los pastores de la Arcadia,
realizada por el pintor francés Nicolas Poussin a mediados del siglo XVII es
considerada una de las obras más resaltadas de su colección, que posteriormente
tuvo gran influencia sobre la pintura de paisaje.
De este modo, Poussin
es considerado un hito que marcó un camino visible en el paisaje de los valores
artísticos del siglo XVII; ya que más adelante se le consideró el creador del
neoclasicismo francés.
Nicolas Poussin
Et
in Arcadia ego II,
1638 – 1639
Óleo sobre lienzo, 85 x 121 cm
Paris, Museo de Louvre
Et in Arcadia ego II, es también conocida según fuentes historiográficas bajo el
nombre Los pastores de la Arcadia obra
producida entre los años 1638 – 1639 por Nicolas Poussin, se encuentra en el
Museo de Louvre, Paris. Se incluyó este cuadro en la exposición del Louvre en
Atlanta, que se organizó para el High Muse of art, inaugurándose en el 2007. (Christian
Schneider)
“La Arcadia, tal como la imagina la literatura moderna, y
como solemos concebirla en el lenguaje usual, se inscribe bajo el
encabezamiento de primitivismo “blando”, el primitivismo de la edad de oro.
Ahora bien la Arcadia, tal como fue realmente, y como nos la describen los
autores griegos, fue precisamente todo lo contrario.
Desde luego, esta Arcadia fue el reino de Pan, al que se
podía oír tocar la siringa sobre el monte Ménalo y sus habitantes gozaron tanto
la fama por sus dotes musicales como por su antigua estirpe, por su ruda virtud
y por su rustica hospitalidad. Sin embargo, adquirieron asimismo fama por su
grandísima ignorancia y por su bajo nivel de vida.(…)Así, pues, nada extraña
que los poetas griegos se abstuvieran de situar sus poesías bucólicas o
pastoriles a la Arcadia.” (Panofsky,
pág. 325)
Así
encontramos la primera poesía pastoril y bucólica de Teócrito[1]
en los Idilio.
Es en
la poesía latina donde tuvo lugar la gran metamorfosis y la Arcadia hizo su
aparición en la literatura universal. Encontraremos dos maneras contrapuestas
de aproximación al tema: una por Ovidio[2]
y otra por Virgilio[3].
Ovidio
describe a los árcades como salvajes primitivos, Virgilio, por otra parte la
idealiza, no sólo exagera las virtudes que poseía la Arcadia real, añadiendo
vegetación abundante, eterna primavera, inagotable ocio por el amor.
En la
Arcadia ideal de Virgilio no excluye el amor frustrado y la muerte, pero los
despoja de su factualidad. Proyecta la tragedia, o bien en el futuro o en el
pasado y transforma de este modo la verdad mítica en sentimiento elegíaco.
En la
Égloga V, la tragedia de Dafnis[4]
nos viene referida sólo a través de la elegiacos recuerdos de sus compañeros
supervivientes, los cuales se hallan preparando una ceremonia conmemorativa y
están a punto de levantarle un monumento funerario. (Panofsky, pág. 328)
Aquí,
aparece por primera vez la tumba en Arcadia, que será más tarde un elemento
casi indispensable de la imagen de la Arcadia en la poesía y en el arte. Tema
que quedaría en el olvido tras la muerte de Virgilio durante muchos siglos; en
el Renacimiento, la Acadia de Virgilio emerge del pasado como una visión
encantada, solo que con cierta nostalgia.
El
sentido literal de la frase Et in arcadia ego, nos inclinamos hoy a traducirla:
“Yo también, he nacido, o he vivido, en Arcadia”, damos el significado de “et”
a “también” y lo referimos a “ego”, como el verbo sobreentendido por el lector,
ya que esta frase es una expresión elíptica. Atribuyendo así toda la frase a un
habitante de Arcadia difunto.
Guercino
Et
in Arcadia ego,
1618 – 1622
Óleo sobre lienzo, 82 x 91 cm
Roma, Palazo Barberini
Casi
medio siglo más tarde, el artista italiano Giovanni Francesco Barberie[5]
conocido como “Guarcino”, realiza la obra Et
in arcadia ego , que sería la primera versión pictórica con el
tema de la Muerte en Arcadia, este cuadro que fue pintado en Roma entre 1621 y
1623 conservado actualmente en la Galleria Corsini, donde por primera vez
encontramos la frase Et in Arcadia ego.
Existen motivos para creer que el tema poseía un particular interés por Giulio
Rospigliosi[6], que se presunta que pudo
ser humanista, amante de las bellas artes y poeta de cierto mérito, quien inventaría
la famosa frase, que no es clásica y no aparece en ninguna otra obra literaria
antes de que se escribiera en el cuadro de Guercino. (Panofsky, pág. 331)
En
esta obra inicialmente Guarcino había plasmado el descubrimiento de la muerte
en un paraje griego considerado como el paraíso terrenal, la Arcadia: dos
pastores parecen mirar desde un bosque hacia un muro sobre el que descansa una
calavera, con un ratón y una mosca; en sus rostros podemos observar las miradas
desconsoladas, en parte preocupadas por lo que leen en el muro que se encuentra
en primer plano con la inscripción “Et in arcadia ego”; estas palabras parecen
corresponderse con la muerte que simboliza la calavera: “Yo (la muerte) estoy
incluso en la Arcadia”, entendiendo esto es que comprenden que ni siquiera en
ese paraíso idílico es posible detener la finitud de la vida. Al igual que una
mosca y un ratón, símbolos populares de la decadencia y del tiempo que todo lo
devora.
Nicolas Poussin
Et
in Arcadia ego I,
1627 – 1628
Óleo sobre lienzo, 101 x 82 cm
Chatswoth, Devonshire Collection
Poussin
para muchas de sus creaciones se ha orientado de obras antiguas al igual que de
la interpretación literaria del temas griegos o de historia clásica. Este
aspecto no descalifica el genio del artista, así como lo mencionó Gian Lorenzo
Bernini[7]
“Verdaderamente este hombre es un gran
narrador de historias y un poeta extraordinario”. (Keazor, 2007)
En
sus primeros años romanos Poussin, interpreto el tema pintado por Guercino, al
que llamaría Et in Arcadia ego I,
producido entre 1627 – 1628, obra que actualmente se encuentra en Chatsworth,
Devonshire Collection.
En la
que toma algunos elementos de la obra de Guarcino, como la calavera y las
diferentes edades de dos de los pastores. Que muestran sorpresa al descubrir la
piedra sobre la que aparece la calavera y la inscripción; ahora ya
no se trata de una simple representación simbólica de la muerte, sino que
además aparece una autentica tumba. Además agrega a la pastora joven y vestida
de blanco, que los acompaña de lado izquierdo; a la derecha encontraremos a un
dios fluvial representado por un anciano melancólico, que simboliza el Alfeo
que fluye por la Arcadia, no podemos apreciar su rostro por lo que sugiere
estar oculto; cerrando así la serie de edades.
En la
obra de Poussin los pastores representados claramente en el acto de leer y
entender, generando un movimiento con el dedo sobre la inscripción, su
acompañante parece reaccionar con susto y por último la pastora tiene una
expresión de consternación al oír hablar de la muerte.
En
ambas obras encontraremos el sentimiento
de temor a la presencia de la muerte.
Diez
años más tarde, Poussin realizó una segunda y definitiva versión del tema “Et in Arcadia ego”, siendo este el
célebre cuadro del museo del Louvre, es un cuadro suelto donde podremos
observar una ruptura total con la tradición moralizante de la Edad Media. El
factor de drama y sospecha a primera vista como lo hemos podido describir ha
desaparecido.
En
esta versión encontramos un sarcófago en el centro de la composición, que al
parecer no acaban de descubrir, los ahora cuatro pastores simétricamente
situados, más aun en posiciones muy distendidas. Un pastor descansa el brazo
sobre la piedra; a esta postura responde al otro lado, una mujer ricamente
vestida que pone su brazo sobre el hombro de un joven, agachado delante de
ella, como para tranquilizarlo. Este a su vez señala la inscripción que está
leyendo el hombre de más edad. Con la mujer, teniendo en cuenta su vestimenta notaremos
que ya no puede tratarse de una pastora y con el gesto de mover el dedo sobre
la piedra para leer las letras, Poussin inaugura un plano simbólico: la figura
femenina probablemente es Clío, la Musa de la historia, pero quizás también la
Arcadia. Por el contrario, el brazo del pastor le sigue la inscripción proyecta
una sombra en la tumba que recuerda una guadaña, un símbolo típico de la
muerte.
De
acuerdo a la composición, los colores claros y el gesto de tranquilidad con el
que se observan, Poussin renuncia aquí a representar símbolos como la calavera,
sustituyéndolo por alusiones sutiles que hacen el ambiente más reflexivo pero
sin perturbar la serenidad alegre de la atmosfera.
El
cambio en la interpretación puede ser explicado por varias razones; en primer
lugar concuerda con el espíritu más relajado y menos angustiado de una época
que emergía triunfadora de las graves convulsiones de la Contrarreforma.
Evidentemente se amolda a los principios de la teoría clasicista del arte, la
cual rechaza los objetos extraños, en especial objetos tan macabros como puede
serlo la calavera.
“Ahora bien, el
carácter reverencial y melancólico de la pintura del Louvre, e incluso algunos
detalles como la estructura simple, rectangular de la tumba, parecen revelar un
contacto reciente con la poesía de Sannazzaro. La descripción que hace
Sannazzaro de la “tumba de arcadia” anuncia en efecto la situación que
cristalizará en la ulterior composición de Poussin:
“Haré entre estos rústicos famosa y
renombrada tu sepultura".
Y
de las colinas de Toscana y de Liguria acudirán los pastores para venerar este
rincón del mundo, y solo porque tú moraste aquí en otro tiempo. Y leerán en el
bello monumento cuadrangular la inscripción que a todas horas mi corazón huela,
por la que tanto dolor en mi pecho ahogo: Aquella que Meliseo tan altiva y rígida
se mostró siempre, ahora yace sepultada, mansa y humilde, en esa fría piedra.” (Panofsky, pág. 337)
Estos
versos no solo anticipan la forma simple, rectangular de la tumba en el cuadro
de Poussin en el Louvre, sino que se ajustan de manera asombrosa al tema
insólito y ambiguo de la pintura, a aquella asombrosa meditación sobre el
tácito mensaje de quien gozo de la vida antaño: “ Yo también viví en Arcadia,
donde vivís vosotros” interpretado de esta manera, de acuerdo a Sannazzaro, el
significado de Et in Arcadia ego tal
como aparece en el cuadro del Louvre, ya no es el mismo de su primera
interpretación, ya que no se ajusta a lo que en el cuadro se contempla.
En el
escrito de Jean - Baptiste, publicado en 1719 y titulado “Refléxions critiques sur la poésie et sur la peinture” afirma la
re interpretación de dicha frase, como el lamento de una joven muchacha,
fallecida prematuramente, que según él está enterrada en el sarcófago y que
exclama frente al visitante de su tumba la frase triste y nostálgica: “Yo
también estuve en la Arcadia” (en el sentido de “Yo también viví en la
Arcadia”.)
En efecto, puede demostrarte que esta modificación se cometió
en el propio círculo de Poussin. Su amigo y primer biógrafo, Giovanni Pietro
Bellori,había dado en 1672, una interpretación perfectamente correcta y exacta
de la inscripción al escribir: Et in Arcadia ego, lo que significa que la
sepultura se halla incluso (¡presente!) en Arcadia y que la muerte ocurre en
medio de la felicidad. (Panofsky, pág. 340) En 1685 André Félibien[8]
interpreta la frase en sentido en sentido pasado, entendiéndose así como un
recuerdo y no como una amenaza.
Si
bien esta interpretación es gramaticalmente incorrecta, se impuso a lo largo
del tiempo y proporcionó un efecto enorme al lienzo de Poussin.
[1] Teócrito fue
un poeta griego fundador de la poesía bucólica o pastoril y uno de los más
importantes del Helenismo.(310 a.C – 260 a,C)
[2] Publio Ovidio
Nasón fue un poeta romano. Sus obras más conocidas son Arte de amar y Las
metamorfosis, ambas en verso (43 a.C – 17 d.C)
[4] En la mitología griega Dafnis era un pastor siciliano a quien se atribuye la invención de
la poesía bucólica. Se le considera hijo de Hermes con una ninfa o simplemente
el amante (erómeno) de este dios.
[5] Más conocido
con el apodo Guercino o Il Guercino (1591 – 1666), fue un pintor barroco
italiano. Representa el periodo de transición del clasicismo romano-boloñés al
barroco pleno. Padecía estrabismo, de ahí su sobrenombre.
[7] Gian Lorenzo
Bernini fue un escultor, arquitecto y pintor italiano. Trabajó principalmente
en Roma y es considerado el más destacado escultor de su generación, creador
del estilo escultórico barroco
[8] Segundo biógrafo de Poussin
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